Tratamiento y opciones

Durante décadas, la nutrición parenteral total (NPT) era la única opción terapéutica para los niños con función intestinal deficiente, o síndrome del intestino corto. Sin embargo, los efectos secundarios graves y a menudo potencialmente letales de la NPT, como la sepsis, la disfunción hepática y en última instancia la necesidad de un transplante, la convertían en una opción complicada y limitada.

Hoy, los niños ya no necesitan de la nutrición parenteral total después de un transplante exitoso. Los beneficiarios de transplantes a largo plazo comen normalmente ya no requieren de sondas, catéteres de gastostromía o ileostomías.

Asimismo, el Programa de Rehabilitación Intestinal de nuestro hospital promueve la remisión y planificación temprana de la atención con el médico que ha remitido al paciente a fin de mejorar drásticamente el pronóstico de los niños que de otra forma requerirían NPT o transplante. Nuestro grupo sumamente diestro de gastroenterólogos y profesionales de la salud aliados colaboran con los cirujanos a fin de optimizar la función intestinal de los niños, y así evitar el transplante de hígado o intestino.

El programa incluye nutrición creativa y el uso de técnicas quirúrgicas nóveles, como el procedimiento de enteroplastía transversal en serie (STEP, por sus siglas en inglés), que se utiliza para alargar y estrechar el intestino, lo cual podría servir para mejorar la función intestinal y la absorción de nutrientes.