Innovadora Cirugía Cerebral Mínimamente Invasiva
El nombre Ari significa “león” en hebreo y el primer día de regreso de Ari Ellman al preescolar en septiembre fue un éxito rotundo. Ari es pequeño para sus tres años, pero su vocabulario y encanto son lo suficientemente grandes como para compensarlo. Está emocionado, lleno de energía y curiosidad, y completamente absorto en sus amigos y maestros.
Las cosas eran radicalmente diferentes para Ari hace solo unos meses, cuando sus padres lo llevaron a la sala de emergencias por vómitos incontrolados. Fue allí donde tuvo sus primeras convulsiones, lo cual reorientó la atención de los médicos del vientre a la cabeza del paciente. Una resonancia magnética reveló un crecimiento en la parte inferior central del cerebro, cerca de la base del cráneo. Extremadamente raro para un niño de la edad de Ari, el tumor no canceroso, pero de rápido crecimiento, denominado craneofaringioma, estaba enredando el hipotálamo, el tallo hipofisario, las vías visuales y los vasos sanguíneos críticos que alimentan el cerebro de Ari. A menos que fuera extirpado, pondría en peligro todas esas estructuras.
El mundo de los Ellman se puso de cabeza. “Sin embargo, apenas tuve tiempo de sentir pena por mí”, recuerda Jonathan, el padre de Ari. Un amigo dijo: “No hay tiempo para la autocompasión ni, de hecho, para nada más... excepto actuar de manera concreta.”
“La noche después del diagnóstico, mi corazón estaba por los suelos”, dice Na’ama, la madre de Ari. “Pero Jonathan giró su computadora hacia mí y dijo: 'Estos son los mejores hospitales y cirujanos de craneofaringioma con los que tenemos que hablar. ¡Mañana!'”
Los Ellman enviaron el caso de Ari a juntas de tratamiento de tumores en 15 centros médicos líderes. Algunos sugirieron una cirugía de cerebro abierto, un procedimiento enormemente invasivo que a menudo no logra extirpar todo el tumor; en parte porque las raíces de dichos tumores, en la parte inferior del cerebro, son muy difíciles de alcanzar desde arriba. Otros sugirieron radiación, que puede causar efectos secundarios duraderos en un niño pequeño. Una tercera opción, la cirugía endoscópica transnasal de la base del cráneo, llamó la atención de la familia. Implementado desde hace poco más de una década, el procedimiento es mínimamente invasivo. Emplea herramientas quirúrgicas y de imagen largas y delgadas (endoscopios) que se insertan a través de la nariz, luego a través de los senos paranasales y hacia dentro del cráneo, donde pueden alcanzar un tumor en la base del cráneo. Debido a que los cirujanos ingresan al cerebro desde abajo, el enfoque es menos perjudicial para otras partes del cerebro. De las miles de resecciones endonasales exitosas, solo unos cuantos se han realizado en niños. Ninguno de ellos tenía menos de 5 años. ¡Ari tenía 2 años! Por lo tanto, si bien parecía la mejor estrategia, sería una operación sin precedentes que requeriría experiencia especial y tecnología vanguardista disponible en solo unos cuantos centros en todo el mundo.
La mayoría de los cirujanos no considerarían el procedimiento para un niño del tamaño de Ari. Pero los médicos del hospital infantil Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, dirigidos por el Dr. Gerald Grant, jefe de neurocirugía pediátrica, estaban dispuestos a intentarlo. El Dr. Grant reunió a un equipo de expertos, incluido el Dr. Juan Carlos Fernández-Miranda, un cirujano de base de cráneo de renombre mundial, que fue contratado por Stanford de la Universidad de Pittsburgh un mes antes, así como el Dr. Peter Hwang, un cirujano otorrinolaringólogo endoscópico, experto en cirugía de seno endonasal.
Cuando los Ellman se encontraron con los tres cirujanos de Stanford que colaborarían en la operación de Ari, sabían que tenían el equipo adecuado. El historial de excelencia quirúrgica del grupo, su enfoque en pediatría, la tecnología avanzada en las salas quirúrgicas del nuevo hospital y la atención y calidez de los médicos confirmaron su decisión. El trío trabaja en una colaboración tan estrecha, expresa el Dr. Grant, neurocirujano pediátrico del equipo, que su comunicación durante la cirugía “se siente casi telepática”.
Mucho antes de la cirugía, se cargó una imagen del cerebro de Ari de una resonancia magnética y una tomografía computarizada en una nueva herramienta de realidad virtual en 3D llamada Surgical Theatre, que permite al equipo mapear, ensayar y perfeccionar una estrategia que maximice la cantidad de tumor extirpado mientras se protegen las estructuras críticas.
“Una ventaja de la estrategia endonasal para un tumor como el de Ari es que puede eliminarlo de raíz en lugar de desde su parte superior”, dice el Dr. Fernández-Miranda. “Además, es clave visualizar claramente de antemano las estructuras cerebrales que rodean el tumor”. También se imprimió en 3D un modelo de resina de la base del cráneo de Ari, en el que se podían probar y ensayar estrategias realistas.
“Los senos nasales de un niño de 2 años tienen solo de 15 a 20 mm de ancho o menos. Además, se está eliminando un tumor que puede ser más ancho que el conducto nasal”, expresa el Dr. Hwang, cirujano otorrinolaringólogo del equipo y experto en endoscopia. “Es como sacar un barco de una botella. Tienes que descubrir cómo desmontarlo y sacarlo a través de un cuello de botella muy estrecho. Es por eso que estas tecnologías adicionales pueden desempeñar un papel tan importante”.
Para el día de su cirugía, los Ellman habían “hecho todo lo posible para garantizar que Ari tuviera el mejor lugar, los mejores médicos, las mejores posibilidades de éxito”, comenta Na’ama, la madre de Ari. Cuando salieron de su casa en Laurel Heights a las 5 a. m. del 8 de febrero, comenzaron “por mucho, el viaje más difícil que hemos tenido”, expresó. “Al final de ese viaje, sabíamos que estaríamos entregando a Ari y que estaría fuera de nuestras manos”.
Desde la sala de espera, mientras los Ellman recibían informes cada par de horas sobre el progreso de la cirugía, Jonathan publicó actualizaciones para un grupo de cientos de amigos y familiares de WhatsApp de todo el mundo. 2:45 p. m.: ¡Exploración a través de la nariz y hacia la base del cráneo completa! 9:41 p. m.: ¡Resección exitosa!
“Cuando los médicos salieron después de la IRM [posquirúrgica], ¡sus caras estaban radiantes, sonrientes y sonrosadas!”, dice Na’ama. El Dr. Fernández-Miranda brindó su informe final: “Preservamos todas las estructuras, mientras eliminamos completamente el craneofaringioma gigante”. Seis semanas después de su ingreso, Ari fue enviado a casa para reiniciar su vida de niño.
La cirugía, la primera de su tipo en un niño tan pequeño, apareció recientemente en la revista Operative Neurosurgery y ha abierto una nueva frontera en el hospital infantil Lucile Packard Children’s Hospital Stanford que beneficiará o salvará a muchos otros niños con craneofaringiomas en el futuro. Pero hoy, en preescolar, Ari no está pensando en eso. Solo está jugando como el pequeño león juguetón y milagroso de 3 años que es.