Muchas lesiones leves pueden controlarse en el hogar. No obstante, a veces se debe ir al departamento de emergencias del hospital. En general, debe llevar al niño a la sala de emergencias luego de una lesión, siempre que crea que el problema necesita atención urgente, incluso si su hijo tiene:
problemas o dificultades para respirar;
expectoración con sangre (tose sangre);
labios, piel o lecho ungueal de color púrpura o azul;
presión o dolor de estómago o pecho;
diarrea o vómitos persistentes o graves;
cambio en la visión, debilidad o mareos repentinos;
cambio en el estado mental (como pérdida de la conciencia, confusión o problemas para despertarse);
convulsiones;
mordeduras de humanos, víboras o animales;
dolor grave o pérdida de movimientos o de la sensación en cualquier parte del cuerpo;
hemorragia grave o sangrado que no se detiene con la presión directa;
quemaduras graves o en el rostro;
huesos quebrados;
heridas punzantes;
lesiones en los ojos, la cabeza y la médula espinal;
signos de una reacción alérgica como urticaria, inflamación del rostro, los labios, los ojos o la lengua, desmayos, o problemas para respirar, tragar o silbar.
Esta es una lista parcial. Hay otros problemas que pueden necesitar atención de emergencia. Consulte con el médico de su hijo para obtener más información.