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Los tumores cerebrales son bultos de tejido anormal en el cerebro que pueden afectar las zonas que desempeñan papeles clave en las funciones cognitivas, conductuales y de mantenimiento de vida. Hay muchos tipos de tumores cerebrales pediátricos, y todos son potencialmente peligrosos y deben ser inmediatamente identificados y tratados.
Algunos tumores cerebrales pediátricos se llaman "malignos" porque contienen células cancerosas, tienden a crecer rápido y es posible que vuelvan después de ser extirpados. Otros tumores no cancerosos se llaman "benignos". Una vez que se extirpan los tumores benignos, no vuelven a crecer.
Unos 4000 niños y adolescentes en los Estados Unidos son diagnosticados con tumores cerebrales pediátricos cada año. Muchos de ellos son tratados de manera exitosa y siguen llevando vidas sanas.
Los tumores cerebrales pediátricos son significativamente distintos de los tumores cerebrales de adultos a nivel estructural y biomolecular, y requieren de tratamientos pediátricos especializados. La Academia Estadounidense de Pediatría y el National Cancer Institute recomiendan que los niños busquen diagnósticos de cáncer y tratamientos contra el mismo en centros oncológicos pediátricos como el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford. Los estudios demuestran que las tasas de supervivencia son del 20 al 40 por ciento más elevadas en niños que reciben atención en centros especializados.
Encontrar el mejor tratamiento posible para un niño con un tumor cerebral requiere de la localización e identificación precisas del tumor. Esto se hace por medio de una combinación de exámenes neurológicos, imagenología y algunas veces biopsia. La tecnología de imagenología avanzada del Packard Children’s, como el escáner de resonacia magnética 3-tesla (RM) es clave en esta etapa, ya que permite a los doctores hacer mapas detallados de los bordes de un tumor y de las funciones críticas del cerebro alrededor de este. Conocer la naturaleza del tumor, su ubicación exacta y etapa de crecimiento permite a los cirujanos extirpar tanta masa del tumor como sea posible, representando el menor riesgo para el paciente. Sin embargo, ningún tumor vale arriesgar la calidad de vida de un niño solo con cirugía, lo que subraya la importancia de la terapia adyuvante para tumores de alto grado.
Además de la cirugía, algunos pacientes también necesitan más terapia, como radiación y quimioterapia, para destruir cualquier célula cancerosa restante. La fisioterapia de rehabilitación también puede ayudar al paciente a recuperar la función máxima después de otros tratamientos. En los meses y años posteriores al tratamiento, es posible que también se requieran tratamientos de monitoreo y seguimiento. El Packard Children’s proporciona acceso continuo a todos estos servicios a niños con cáncer.
Líder mundial en la investigación de tumores cerebrales pediátricos, el Packard Children’s expande de forma continua los límites del entendimiento y la práctica medicos. Proporcionamos a nuestros pacientes la primera línea de acceso de una amplia gama de ensayos clínicos y avances de investigación, un beneficio enorme en este campo de rápida evolución.
En el Packard Children’s, pacientes jóvenes reciben la mejor atención disponible del mejor equipo de cirujanos, neurólogos, neurooncólogos, psicólogos, psiquiatras, enfermeras y trabajadores sociales atentos, que colaboran para lograr el mejor resultado médico y calidad de vida posibles para cada paciente. Además, acaba de iniciar un programa contra el cáncer para adolescentes y adultos jóvenes para satisfacer las necesidades específicas de ese grupo.
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