Cuándo remitir un paciente a oncología pediátrica

Aproximadamente 1 de cada 285 niños en los Estados Unidos será diagnosticado con cáncer antes de cumplir 20 años. Dada la poca frecuencia del cáncer infantil, no es sorprendente que habitualmente haya demoras de diagnóstico en la oncología pediátrica. Evitar la demora en el diagnóstico puede ayudar a minimizar las complicaciones agudas, disminuir el tratamiento requerido y mejorar los resultados.

Qué deben tener en cuenta los proveedores de atención médica para pensar en la posibilidad de un cáncer infantil*

  • Fiebre que dura más de tres a cinco días, especialmente si está asociada con:
    • Pérdida de peso
    • Dolor óseo
    • Recuento sanguíneo anormal ("otros", dos líneas celulares hacia abajo, anemia con VCM alto)
  • Dolor óseo, especialmente si el dolor:
    • Afecta la espalda (realizar un examen testicular y neurológico)
    • Es persistente y limita las actividades
    • Es difuso
  • Linfadenopatía, especialmente si:
    • Los ganglios no son blandos, firmes, apelmazados o mayores a 2 cm de diámetro
    • Se extienden progresivamente
    • Se asocian con fiebre, cansancio o pérdida de peso
    • Involucran localizaciones inusuales (axilares, supraclaviculares, mediastínicos, generalizados)
  • Dolores de cabeza de reciente aparición con una de estas características:
    • Aumento de la gravedad o frecuencia
    • Empeora por la mañana o provoca un despertar temprano
    • Se asocia con vómitos o un examen neurológico anormal
    • Se asocia con cambios en el comportamiento, pérdida de peso o disminución del rendimiento escolar
  • Masas de tejidos blandos, especialmente si:
    • Presentan un crecimiento rápido o progresivo
    • Su tamaño es mayor a los 3 cm de diámetro
    • Está fijo o profundo en la fascia
  • Ausencia del reflejo rojo

*Basado parcialmente en las pautas del Instituto Nacional de Salud y Cuidados de Excelencia Clínica del Reino Unido. BMJ 2015; 350:h3036.