De Erin Digitale
Cuado el Dr. Seth Ammerman se reúne con sus pacientes por primera vez, les pregunta para qué son buenos. Quiere saber qué tipo de objetivos a largo plazo tienen en su vida y qué parte de esos objetivos quieren abordar primero. Es un tipo de pregunta poco usual para un doctor, pero Ammerman no es el típico doctor. Es el director médico del programa de Servicios de salud médica móvil para el adolescente, mejor conocido como la Camioneta del adolescente. Un servicio del Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, se trata de una clínica médica sobre ruedas enfocada en jóvenes alrededor del área de la Bahía que no pueden costear un seguro médico.
Un artículo principal en la edición sobre relaciones de la revista Stanford Medicine explica la forma en que Ammerman y otros doctores como él que se especializan en medicina del adolescente pueden tener un efecto positivo en la vida de adolescentes en riesgo. Para Jessica Villeda, de 24 años, que ha recibido tratamiento en la Camioneta del adolescente los últimos ocho años, encontrar un doctor que estuviera dispuesto a abordar la trayectoria general de su vida cambió todo:
En cierto modo, es la paciente típica porque estaba pasando por muchas cosas", comenta el Dr. Ammerman. ...Cuando Jessica vino [por primera vez] a la Camioneta del adolescente, necesitaba análisis de sangre para supervisar su función tiroidea, evaluación y tratamiento de irregularidad menstrual, tratamiento para alergias y consejos para bajar de peso y estar sana. Y existía un problema más difícil: el resultado de la evaluación de depresión moderada a grave fue positivo.
El Dr. Ammerman y su equipo empezaron a trabajar en estos problemas, siguiendo la iniciativa de Jessica sobre lo que quería abordar primero. Se aseguraron de que supiera que estaban constantemente disponibles para ayudar, lo que fue especialmente importante ya que a Jessica le costaba encontrar apoyo en casa, en donde su madre soltera tenía dificultades para mantener a su familia de ocho:
A Jessica le resultó más fácil confiar en las personas de la Camioneta del adolescente, quienes siempre tenían tiempo para poner atención. “Aunque no quisiera decirles lo que estaba pasando, sabían si me pasaba algo”, comenta Jessica. “Y aunque no estuviera enferma, podía ir y hablar con ellos y sacar todo.”
El Dr. Ammerman seguía asegurándole que veía avances, subrayando que Jessica estaba acordándose de tomar sus medicamentos para la tiroides, estaba bajando de peso gradualmente y tenía mejor estado de ánimo. “Cuando vives de un día para otro, las personas a tu alrededor pueden notar que pareces estar mejor antes de que tú lo notes”, comentó. “Me centré en los cambios pequeños pero positivos que estaba haciendo, pequeños pasos que al final cambiarían mucho las cosas.”
El apoyo del Dr. Ammerman rindió frutos de una forma especialmente positiva. Hoy, Jessica es asistente de enfermería certificada y le da crédito al Dr. Ammerman por alentarla a seguir su interés en una carrera en atención médica. Siente empatía por los mayores a quienes proporciona apoyo de vivienda asistida; como alguien que ha sufrido de depresión, sabe lo que es tener dificultades con las tareas básicas diarias. Cuando le pregunté si ve su trabajo como "una cadena de favores" después de toda la ayuda que recibió, respondió de manera concisa con un sí.
Lea la historia completa sobre cómo los doctores pueden tener un impacto en la vida de los adolescentes en la edición más reciente de la revista de Stanford Medicine.
Via Scope
Mobile Adolescent Health Services Program — Teen Van
Services for Adolescents and Young Adults
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