La leche materna es el alimento perfecto para su bebé, porque contiene la cantidad justa de nutrientes. Es además un alimento fácil de digerir por los delicados órganos de su bebé, como el estómago y el intestino, y otros sistemas del cuerpo todavía en desarrollo.
El régimen de lactancia cambiará a medida que su bebé vaya creciendo y desarrollándose. También cambiará la leche que usted produzca. Los hábitos de lactancia de un bebé recién nacido son diferentes de los de un lactante de 6 meses. Para adaptarse a las necesidades de un bebé en pleno crecimiento, los nutrientes en la leche materna también cambian. Y los anticuerpos que hay en la leche materna, que sirven para combatir las infecciones, aumentarán si la mamá o el bebé están expuestos a nuevos virus o bacterias.
Al llegar a casa de vuelta del hospital, los días están repletos de cosas que hacer y son agotadores. Las primeras 3 o 4 semanas del amamantamiento son, en realidad, un período de aprendizaje para usted y para su bebé. No es de esperar que de inmediato puedan acoplarse y funcionar como un equipo totalmente coordinado. Los dos necesitan tiempo para recobrarse del parto y nacimiento, para establecer una rutina diaria y para aprender qué les funciona y qué no.
La mayoría de los bebés sanos nacidos a término están listos e impacientes para empezar la lactancia en los primeros 30 minutos a 2 horas de vida. Durante este tiempo, cuando su bebé esté más despierto, le recomendamos que se lo ponga en contacto piel con piel, o sea, sin ropa sobre su pecho desnudo. Eso le ayudará a su bebé a despertarse para comer cuando lo necesite. Durante las siguientes 2 a 20 horas, el bebé puede estar dormido o adormilado, pero, aun así, trate de amamantarle al menos entre 8 y 12 veces el primer día. Lo esperado es que, durante las primeras 24 horas, solamente tenga que cambiarle un par de pañales con pipí y popó.
Aunque es probable que su bebé necesite práctica para agarrarse al pecho y comenzar a succionar, el segundo día de vida ya debería empezar a despertarse y darle muestras de que quiere comer. Su bebé debe comer entre 8 y 12 veces por día. Los bebés NO SUELEN tener un horario fijo ni comer a intervalos regulares. Y, a veces, hacen las tomas muy seguidas, agrupadas en determinados momentos. Esa frecuencia en la alimentación les proporciona a los bebés la primera leche materna, llamada calostro, rica en anticuerpos que les protegen contra las infecciones. La frecuencia de las tomas también les indica a los senos que deben producir más leche.
Ponerse a su bebé al pecho cuando le dé las primeras muestras de que quiere comer le enseñará a prenderse bien al seno. Cuando un bebé está demasiado hambriento, le puede resultar muy difícil agarrarse bien al pecho. Hay algunas señales tempranas que indican si el bebé tiene hambre, entre ellas, aleteo de los ojos bajo los párpados, estar despierto, lamerse los labios, volver la cabecita hacia la mamá o buscar el pecho materno (algo que se conoce como “reflejo de búsqueda”). Llevarse las manos a la boca ya es una señal tardía de hambre; el llanto, muy tardía.
Hay también algunas señales que indican si su bebé extrae bien la leche de sus senos, entre ellas:
Si observa lo descrito arriba, deje que su bebé siga succionando hasta que acabe. Cuando termine con un pecho, sáquele el aire y póngase al bebé en el otro pecho. La siguiente vez que le amamante, empiece por el pecho con el que terminó en la toma anterior. Algunas mamás llevan una pulsera o una liga holgada de goma en la muñeca para acordarse de qué lado tienen que empezar a amamantar al bebé en la siguiente toma.
Casi siempre, se considera suficiente que el bebé tenga como mínimo una cantidad de pañales mojados y de pañales sucios igual al número de días de vida que tenga. Es decir, en el primer día de vida del bebé, debe haber, como mínimo, 1 pañal mojado y 1 pañal sucio. En el tercer día de vida, debe haber 3 pañales mojados y 3 pañales sucios. Este patrón debería continuar más o menos hasta el quinto día de vida, cuando lo esperado es que haya 5, 6 o más pañales mojados y 3 o más pañales sucios cada día. Tener una cantidad suficiente de pañales mojados y sucios es uno de los factores que indica si el bebé recibe suficiente leche.
En los primeros 2 o 3 días, es posible que usted sienta cólicos o contracciones en el útero al amamantar al bebé, especialmente si no es su primer hijo. En realidad, es un signo positivo, ya que indica que la acción del bebé de succionar su pecho ha provocado la bajada de la leche. También significa que el útero se está contrayendo, lo que contribuye a disminuir el sangrado. Si es necesario, puede ponerse una compresa de calor en el abdomen para aliviar el dolor.
Algunas madres sienten un leve hormigueo, una sensación como de pinchazos, o que les corre calor o frío por los pechos cuando baja la leche. Otras no notan nada diferente, excepto el ritmo de succión del bebé. Los primeros días de lactancia, se suele sentir un poco de dolor en los pezones. Si usted siente dolor en el pezón cuando el bebé se prende al pecho, pídale a la enfermera que la observe mientras amamanta a su bebé. A veces, la enfermera puede darle sugerencias para hacer más cómoda la lactancia. La sensibilidad en los pezones no debería durar más de 1 o 2 minutos durante el amamantamiento. Si las molestias se prolongan por más tiempo, si se transforman en dolor o si se observa que los pezones están agrietados, debería hablar con una consultora certificada de lactancia.
La producción de leche materna aumenta considerablemente a los 3 o 4 días del nacimiento, cuando baja la leche. Lo más probable es que el bebé se duerma después de cada toma y se muestre más satisfecho después de cada comida. Aunque tenga más leche, sigue siendo muy importante que observe las señales que le indiquen que el bebé saca bien la leche de sus senos.
Durante los días que siguen, es probable que le cambie al bebé más pañales mojados. También aumentará la cantidad de pañales sucios, y la popó debería cambiar de color y consistencia. Del meconio pastoso y oscuro de los primeros días, las heces pasarán ser más blandas y adquirirán un color café más claro, antes de ponerse de un color amarillo mostaza y hacerse más sueltas, como con semillas. Verifique si para el cuarto día de vida su bebé ensucia 4 pañales.
Notará los senos más llenos, pesados o calientes cuando le baja la leche. Algunas madres sienten los pechos congestionados o hinchados debido al mayor volumen de leche y a la inflamación de los tejidos. Después, los pechos se sienten duros y apretados, y la areola y el pezón pueden parecer estirados y planos, lo que dificulta que el bebé se agarre bien durante el amamantamiento. En estos casos, puede ser de ayuda apretar un poco los pechos para sacarles leche, o incluso usar un sacaleches durante unos minutos antes de amamantar. Lo más importante cuando la leche comienza a bajar es sacarla de los pechos amamantando a su bebé con frecuencia. Si su bebé no da muestras de sacar bien la leche de sus senos, póngase en contacto con el equipo médico.
Si al bebé le cuesta prenderse al pecho debido a una inflamación de los senos, puede llegar a producirse una congestión mamaria, una saturación de los senos que provoca dolor, y que suele producirse en las siguientes situaciones:
Si tiene congestión mamaria, pruebe a hacer lo siguiente:
· Ablandar el pezón y la areola sacando algo de leche y luego ponerse el bebé al pecho.
Usted y su bebé se volverán más diestros con la lactancia en el correr de las primeras semanas. Es de esperar que tenga que alimentar a su bebé por lo menos 8 veces en 24 horas; eso es lo normal. Si observa que su bebé saca bien la leche de los senos, amamántele hasta que se suelte del pecho o hasta que usted deje de oírle tragar con regularidad. Sáquele luego el aire al bebé y dele el otro pecho. Lo normal es que los bebés pasen menos tiempo en el segundo pecho, y a veces, puede ocurrir que ni siquiera deseen tomar el segundo pecho. Si es así, en la próxima toma, simplemente empiece a amamantarle con el segundo pecho.
Su bebé debería:
Si cree que su bebé no come lo suficiente o no aumenta bastante de peso, hable con el médico del bebé.
Los bebés suelen pasar entre 20 y 35 minutos en el primer pecho. Pero si engullen la leche materna muy rápidamente, es posible que se desprendan del pecho en 10 a 15 minutos. El tiempo que un bebé pasa en el pecho no es un buen medio de saber si recibe suficiente leche. El mejor modo de saber si su bebé toma la cantidad de leche que necesita es observar las señales que puedan indicarle si extrae bien la leche (vea cuáles son las indicaciones de una buena extracción de leche en la sección dedicada a los días 2 a 4 más arriba).
Su bebé probablemente atravesará varios períodos de 2 a 4 días de "rachas de crecimiento" cuando parezca que quiere alimentarse al pecho casi todo el día. Generalmente, los bebés pasan por una de estas rachas de crecimiento entre la segunda y tercera semana, entre la cuarta y la sexta, y nuevamente, alrededor de los 3 meses. Es importante alimentar a su bebé con mayor frecuencia en esos períodos. Usualmente, no se necesita complementar la alimentación del bebé con fórmula láctea en esos períodos. Al cabo de algunos días, el bebé regresará a un régimen de alimentación más habitual.
Su bebé es quien debe marcar el ritmo de la lactancia natural. Preste atención a las señales que le da para demostrar que quiere comer. La cantidad de tomas que cada bebé necesita y la duración de cada toma varía de un bebé a otro. Intentar obligar a un lactante a esperar más tiempo entre tomas, o a que se adapte a un horario fijo de alimentación puede dar lugar a que el bebé no aumente bien de peso y a que disminuya la producción de leche materna.
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