La naturaleza diseñó la leche materna especialmente para los bebés humanos. Su leche contiene el equilibrio correcto de nutrientes. Es el alimento más fácil de digerir para su hijo y lo protege de enfermedades.
La Academia Estadounidense de Pediatría ("AAP", por sus siglas en inglés) recomienda firmemente el amamantamiento exclusivo durante al menos los primeros seis meses. Esto significa que su bebé tome solamente su leche materna durante seis meses. Los bebés alimentados así tienen un riesgo más bajo de muerte súbita, infecciones de oídos, enfermedades respiratorias y diarrea.
La AAP recomienda el uso de chupetes para bajar el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante ("SIDS", por sus siglas en inglés). A las madres que amamantan, la AAP les recomienda esperar hasta que la lactancia materna esté bien establecida. En la mayoría de los casos, esto ocurre cuando el bebé puede poner fácilmente su boca alrededor del pezón y comienza a amamantarse ("se prende"), el amamantamiento es cómodo y el bebé recuperó su peso de nacimiento.
Su leche y la manera en que usted amamanta cambian a medida que su bebé crece y se desarrolla. La rutina de alimentación de un recién nacido puede ser diferente de la de un bebé de seis meses de edad que está mamando. A medida que el bebé crece, los nutrientes de su leche se adaptan a las necesidades de crecimiento de su bebé. Las propiedades inmunitarias también aumentan si usted o su bebé se exponen a alguna bacteria o virus nuevo. Aquí tiene algunos consejos para empezar:
Las primeras semanas de amamantamiento son un período de aprendizaje para usted y para su bebé. Lleva tiempo que los dos formen un equipo coordinado. Tenga paciencia mientras se recupera del parto, desarrolla una rutina diaria y comienza a sentirse cómoda con la lactancia materna. La mayoría de los hospitales le darán una tabla para ayudarle a llevar un registro de las tomas (alimentaciones) y la cantidad de pañales usados. Esto puede ayudarle al proveedor de atención médica a evaluar cómo se está desarrollando la alimentación. Estos cuadros también pueden confirmarle si el amamantamiento está yendo bien.
La mayoría de los bebés sanos y nacidos a término están listos y ansiosos por comenzar a mamar entre la primera media hora y las dos horas posteriores al parto. La primera hora o las dos primeras horas son un momento importante para que los bebés se amamanten y estén con sus madres. La AAP recomienda que apoyen a los bebés en contacto de piel con piel con su madre inmediatamente después del nacimiento (o en cuanto puedan el bebé y la mamá). Piel con piel significa colocar al bebé desnudo sobre el pecho desnudo de la madre. Esto mantiene caliente al bebé, ayuda a mantener alto el nivel de azúcar del bebé y lo ayuda a amamantarse por primera vez. Es recomendable que se mantenga a los bebés en este contacto de piel con piel durante por lo menos una hora, o más si todavía no se amamantó.
Después de estas primeras horas de estar despierto, los bebés generalmente estarán adormecidos o somnolientos durante el día siguiente. Algunos están más interesados en dormir que en comer el día de su nacimiento. Probablemente usted le cambiará solo un par de pañales durante las primeras 24 horas.
Si bien es posible que su bebé necesite practicar prenderse al pecho y succionar, al segundo día debe empezar a despertarse y mostrar interés por mamar cada media hora a tres horas, sumando un total de 8 a 12 tomas en 24 horas. Esta alimentación frecuente le proporciona a su bebé la primera leche rica en anticuerpos, llamada calostro, y le indica a sus senos que deben producir más leche. Permita que su bebé se amamante de un seno hasta que termine. Usted puede levantarlo y hacerlo eructar antes de ofrecerle el otro seno. Si el bebé no está interesado en mamar, comience por este segundo seno en la próxima toma.
Al igual que en el primer día, usted probablemente cambiará solo algunos pañales sucios y mojados en el segundo y tercer día de vida del bebé. No se sorprenda si su bebé pierde peso durante los primeros días. La cantidad de cambios de pañal y el peso de su bebé aumentarán cuando "le baje" la leche.
Es normal sentir cólicos uterinos durante los primeros días de lactancia materna. Esta es una señal positiva de que la succión del bebé ha activado la bajada de la leche. También significa que el útero se está contrayendo, lo que ayuda a minimizar el sangrado. Una enfermera puede darle medicación antes de amamantar si es necesario para aliviar las molestias. Algunas madres experimentan una sensación de hormigueo, "pinchazos" o una ola de calor o frío por los senos al bajar la leche. Otras no notan nada distinto, excepto el ritmo succión del bebé.
Dado que su bebé aún está aprendiendo, usted puede sentir los pezones sensibles cuando el bebé se prende o durante las tomas. También existen otros factores que pueden contribuir a esta sensibilidad, pero normalmente es leve y desaparece al final de la primera semana. Si la sensibilidad continúa o empeora, o si sus pezones se agrietan, avise a su enfermera. Su proveedor de atención médica o su enfermera pueden recomendarle una consultora en lactancia, que es una especialista en amamantamiento.
El volumen de leche materna producido aumenta de manera notable aproximadamente tres o cuatro días después del nacimiento del bebé. Cuando la cantidad de su leche aumenta, se dice que "baja" la leche. Como su bebé está bebiendo más en cada toma, es posible que se quede dormido al terminar y demuestre que está más satisfecho. Entre las 12 y las 24 horas siguientes, tendrá que cambiar muchos más pañales mojados. También aumenta la cantidad de pañales con heces, que irán cambiando. Cambiarán de meconio, las primeras heces del bebé, que son oscuras y pegajosas, a heces de color amarillo mostaza, más blandas y grumosas.
El aumento de peso también debe acelerarse dentro de las 24 horas del incremento en la producción de leche, de modo que el bebé empiece a aumentar al menos media onza (15 g) al día. Posiblemente, sentirá los senos más llenos, pesados o calientes cuando le baje la leche. Lo más importante que debe hacer cuando aparece la leche por primera vez es alimentar a su bebé con frecuencia, es decir, vaciar sus senos con frecuencia y completamente.
Sus senos se pueden llenar excesivamente de leche ("congestionarse"), lo que provoca que se hinchen y duelan. Es posible que su bebé tenga dificultades para prenderse si se le congestionan los senos. Si esto sucede:
Extraiga un poco de leche (saque una cantidad pequeña apretando sus senos) y después deje que el bebé se prenda.
Amamante o sáquese la leche manualmente o con un sacaleche con frecuencia (cada una o dos horas). Sus senos deben sentirse mucho más blandos después del amamantamiento o del bombeo de leche.
Aplíquese una compresa fría (una bolsa de sandwich rellena con hielo o una bolsa de verduras congeladas) cubierta con una toalla sobre sus senos. Manténgala durante 15 a 20 minutos después de amamantar o extraerse leche.
A medida que transcurra el primer mes, su bebé se desenvolverá mejor durante el amamantamiento. Lo habitual es alimentar al bebé entre 8 y 12 veces cada 24 horas. Permita que su bebé le comunique cuándo terminó de alimentarse. Cuando el bebé se desprenda solo del pezón, usted podrá ofrecerle el otro seno. Algunos bebés se alimentan mejor si les cambian los pañales y los hacen eructar entre seno y seno. Generalmente, el niño mama menos tiempo del segundo pecho y, a veces, es posible que no quiera mamar cuando se le ofrezca el otro. En ese caso, simplemente ofrézcale el segundo seno primero la siguiente vez que se alimente.
Su bebé debe seguir haciendo lo siguiente:
Mojar seis o más pañales por día con orina clara o de color amarillo pálido.
Defecar tres o más veces heces blandas, grumosas o amarillas.
Empezar a subir de peso. Los bebés normalmente suben entre 2/3 (10 g) y una onza (30 g) por día hasta los tres meses de edad.
Hable con el proveedor de atención médica de su bebé si usted cree que no se está alimentando lo suficiente.
Cada bebé es distinto. Algunos se alimentan rápidamente, mientras que otros tardan más en saborear cada gota y otros se tomarán descansos frecuentes durante cada alimentación. Es importante permitirle a su bebé que dirija cada alimentación. Este desprendimiento cuando su bebé lo decida aumentará la cantidad de leche con mayor contenido de grasas y calorías (leche posterior) que recibirá. Sin embargo, una vez que se vacía el seno, algunos bebés quieren seguir prendidos y tomarlo como una manera de relajarse. Esto puede aumentar el dolor en los pezones. Si su bebé continúa chupando, despréndalo con suavidad. Una vez que la lactancia se haya establecido, puede ofrecerle un chupón.
Es probable que su bebé pase por varios períodos de "brotes de crecimiento" que duran entre dos y cuatro días, cuando parece querer comer casi todo el día. Los bebés normalmente experimentan un brote de crecimiento entre las dos y tres semanas de vida, las cuatro y las seis semanas, y de nuevo a los tres meses de edad aproximadamente. Es importante dejar que el bebé se alimente con más frecuencia durante estos brotes de crecimiento. En unos cuantos días, su bebé habrá regresado a un patrón más típico.
Deje que su bebé establezca el ritmo de la lactancia. Preste atención a sus señales de querer mamar. Estos son algunos ejemplos de pistas:
Girar la cabeza hacia el seno
Lamerse los labios
Estar despierto
Llorar (es una señal tardía de hambre)
La cantidad de tomas (alimentaciones) que necesita cada bebé y la cantidad de tiempo de cada una varía de un bebé a otro. Tratar de forzar a un bebé que se amamanta a esperar más tiempo entre tomas para seguir un cronograma de alimentación determinado puede derivar en un aumento de peso insuficiente.
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