La mayoría de los médicos considera que la fiebre es una temperatura de 100.4 ºF (38 ºC) o superior tomada en el recto.
El cuerpo cuenta con varios recursos para mantener una temperatura normal. Los órganos que ayudan a regular la temperatura incluyen el cerebro, la piel, los músculos y los vasos sanguíneos. El cuerpo responde a los cambios de temperatura mediante distintos mecanismos:
aumento o disminución de la producción de sudoración.
alejamiento o aproximación del flujo sanguíneo a la superficie de la piel.
eliminación o retención de agua.
búsqueda de un ambiente más fresco o más templado.
Cuando su hijo tiene fiebre, el organismo funciona de la misma forma para controlar la temperatura, pero establece su termostato a una temperatura más alta. La temperatura aumenta por una serie de razones:
El cuerpo produce sustancias químicas (citocinas y mediadores) en respuesta a la invasión de un microorganismo, un cáncer u otro intruso.
Aumenta la producción de macrófagos (células que entran en combate cuando cuerpos extraños se alojan en el cuerpo). Estas células literalmente "engullen" al organismo invasor.
El cuerpo está ocupado intentando producir anticuerpos naturales, que luchan contra la infección. Estos anticuerpos reconocerán la infección la próxima vez que se produzca.
Muchas bacterias están rodeadas por una membrana tipo cubierta. Cuando esta membrana se disgrega o se rompe, el contenido que se filtra puede ser tóxico para el cuerpo y estimular al cerebro para que aumente la temperatura.
Las siguientes enfermedades pueden provocar fiebre:
enfermedades infecciosas
ciertos medicamentos
insolación
transfusiones de sangre
trastornos del cerebro
algunos tipos de cáncer
La fiebre provocada por una infección ayuda al cuerpo a destruir al microbio que la está causando. También estimula una respuesta inflamatoria, que envía todo tipo de sustancias a la zona de la infección para protegerla, evitar la propagación del invasor e iniciar el proceso de curación.
Los niños que tienen fiebre pueden sentirse más incómodos a medida que aumenta la temperatura. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la fiebre. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de una forma diferente. Además de una temperatura corporal superior a 100.4 °F (38 ºC), los síntomas pueden incluir:
El niño está menos activo o hablador que lo habitual.
Parece más quisquilloso, suele tener menos hambre y más sed.
Puede sentirse acalorado. Recuerde que incluso si su hijo se siente como si se estuviera "quemando", es posible que la temperatura medida real no sea tan alta.
Los síntomas de la fiebre pueden parecerse a los de otros trastornos de salud. De acuerdo con la American Academy of Pediatrics, si su hijo es menor de tres meses de edad y tiene una temperatura de 100.4 grados Fahrenheit (38 grados Celsius) o más, debe llamar de inmediato al proveedor de atención médica de su hijo. En caso de duda, consulte siempre a este proveedor para obtener un diagnóstico.
En los niños, debe tratarse una fiebre que los haga sentir incómodos. Tratar la fiebre de su hijo no le ayudará al cuerpo a librarse más rápido de la infección. Solo aliviará la molestia que viene con la fiebre. Los niños entre los seis meses y los cinco años de edad pueden desarrollar crisis convulsivas como consecuencia de una fiebre alta (denominadas crisis convulsivas febriles). Si su hijo tiene una crisis convulsiva febril, existe la posibilidad de que el episodio se repita, pero normalmente los niños las superan con la edad. Una crisis convulsiva febril no significa que su hijo tenga epilepsia. No está probado que tratar la fiebre reduzca el riesgo de presentar una convulsión.
El tratamiento específico de la fiebre será determinado por el proveedor de atención médica de su hijo basándose en lo siguiente:
la edad de su hijo, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
la gravedad de la enfermedad
la tolerancia de su hijo a determinados medicamentos, procedimientos o tratamientos
cuánto se cree que durará la enfermedad
su opinión o preferencia
Administre un medicamento contra la fiebre, como el paracetamol (acetaminofén) o el ibuprofeno. NO le dé a su hijo aspirina, puesto que se la ha vinculado a una enfermedad grave y potencialmente mortal llamada síndrome de Reye.
Otras formas de bajar la fiebre:
Vista al niño con poca ropa. El exceso de ropa retiene el calor corporal y provoca el aumento de la temperatura.
Anime a su hijo a beber bastantes líquidos, como jugos, refrescos, ponches o paletas heladas.
Bañe al niño en agua tibia. No permita que tiemble por el agua fría, ya que esto puede subirle la temperatura del cuerpo. NUNCA deje a su hijo sin vigilancia en la tina.
NO use baños con alcohol.
Llámelo de inmediato si su hijo es menor de tres meses y su temperatura es mayor de 100.4 grados Fahrenheit (38 grados Celsius).
Si su hijo es mayor de tres meses, llame de inmediato al proveedor de su hijo si:
Su hijo llora de manera inconsolable
Tiene dificultad para despertarlo
Ha estado en un lugar muy caluroso, como dentro de un automóvil caliente
Presenta una convulsión
Tiene otros síntomas como dolor de cabeza fuerte, cuello rígido o un sarpullido sin explicación
Está tomando esteroides o tiene un problema del sistema inmunitario, como cáncer
Su hijo tiene una apariencia o un comportamiento como si estuviera muy enfermo
La fiebre sube más de una vez a 104 grados Fahrenheit (40 grados Celsius) o más
Tiene vómitos o diarrea intensos
Llame al proveedor de atención médica de su hijo durante las horas de consulta si presenta cualquiera de los siguientes trastornos:
Su hijo tiene dos años o menos y la fiebre continúa durante más de 24horas.
Su hijo es mayor de dos años y ha tenido fiebre por más de 72 horas.
Su hijo parece estar empeorando o todavía se comporta como enfermo cuando le baja la fiebre.
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