Duelo y luto

Todos hacen el duelo a su manera. El proceso de duelo generalmente es largo y doloroso para aquellos que conocían al niño. Esto puede incluir a los padres, hermanos, parientes, amigos, compañeros, maestros, enfermeras, vecinos y cualquiera afectado por la pérdida de un niño.

¿Cuáles son los signos y síntomas físicos y emocionales del duelo?

Las expresiones físicas y emocionales del duelo generalmente son la parte más obvia del luto. Todos expresan la tristeza y la pérdida de diferentes maneras. Existen, sin embargo, algunas características comunes que ocurren cuando uno experimenta una gran pérdida y tristeza.

Las emociones más comunes cuando se enfrenta a la muerte son el llanto, la tristeza y el enojo. Con frecuencia, el enojo se desvía causando conflictos con los miembros de la familia y las relaciones matrimoniales. Los sentimientos de soledad y desolación pueden ser peligrosos en cierta medida. Si la persona siente que no tiene sentido seguir adelante sin sus seres queridos, los sentimientos de suicidio pueden preocupar sus pensamientos. Estos sentimientos desesperados necesitan de una intervención inmediata. Puede ser normal pensar en la muerte y sentirse agobiado cuando alguien cercano fallece, pero puede dominar a todas las otras emociones y conducir al suicidio.

Pueden ocurrir cambios en el apetito, comer más o mucho menos. El sueño puede aumentar o disminuir al punto del agotamiento. Los sobrevivientes se pueden separar de aquellos que los rodean, lo que incluye hermanos y cónyuges. Sin embargo, el apego a los hermanos vivos se puede convertir en invasor y poco saludable tanto para el padre como para el hermano.

Estos síntomas físicos y emocionales fuertes de duelo pueden no ocurrir para todas las personas que experimentan una pérdida. Pueden ser tan breves como una semana después de la muerte o pueden durar meses o años.

¿Cuáles son las etapas del duelo?

El proceso de duelo es muy personal. Este varía de persona a persona, en función del modo en que la persona enfrenta las etapas (o fases) del duelo y el tiempo que le toma superar esas etapas. Las personas que están en duelo no necesariamente progresan en orden. Algunos pueden comenzar con enojo, mientras que otros pueden comenzar con negación. Las etapas del duelo no son necesariamente una experiencia de una vez. Generalmente las personas que están en duelo cambiarán a través de las diferentes etapas más de una vez. Sin embargo, cada etapa ayuda al proceso de sanación. El duelo suele dividirse en cinco etapas:

  • Negación. La negación es una etapa donde uno puede intentar creer que la muerte no ha ocurrido. La persona puede sentirse paralizada o en estado de shock. La negación es una emoción protectora que surge cuando un suceso de la vida es demasiado abrumador como para enfrentarlo.

  • Enojo. El enojo es una etapa en la cual usted se siente muy molesto y enojado de que esta tragedia haya ocurrido en su familia. Una de las mejores maneras de combatir el enojo es hacer ejercicio o participar en otro tipo de actividad física. También es útil hablar con familiares y amigos, otros padres que hayan perdido un hijo y con el personal del hospital.

  • Negociación. Cuestionar a Dios y preguntarse "¿por qué a mi hijo?" y "¿qué hice para merecer esto?" son dudas que surgen en esta etapa. La culpa es la emoción principal de esta etapa. Buscar un hecho que haya podido contribuir con la muerte es parte de la negociación. Es importante recordar que no hay nada que usted ni su hijo hayan hecho que haya contribuido con la muerte.

  • Depresión o tristeza. Esta es una etapa en la cual ya no puede negarse la muerte de un niño, y los padres y hermanos pueden sentir un profundo sentimiento de tristeza. Esto es normal. Puede estar acompañado de cambios físicos como problemas para dormir o sueño excesivo, cambios en el apetito o dificultad para concentrarse en las actividades diarias. Es importante hablar sobre la depresión con un profesional de la salud, como un trabajador social o un asesor, o reunirse con un grupo de apoyo que lo ayude a enfrentar sus sentimientos.

  • Aceptación. La aceptación es la etapa en la que ha aceptado la muerte y se encuentra en el punto donde la muerte de su hijo pasó a ser parte de su vida. Se adaptó a la pérdida. Esto no significa que nunca sentirá otras emociones, pero, por lo general, las familias pueden manejar sus vidas de mejor modo cuando se llega a esta etapa. Ha tenido lugar alguna resolución con la muerte de su hijo. Esto puede incluir sus creencias y prácticas religiosas y culturales.

Duelo de un hermano o sus pares

El impacto de la muerte de un niño en sus hermanos es un tema importante a recordar y abordar. La mayoría de los niños jóvenes pueden superar el trauma de la muerte de su hermano con el apoyo y el tiempo necesarios. La mayoría de los niños tienen sentimientos fuertes de culpa y reproche cuando su hermano fallece. Generalmente, el niño que fallece se idealiza luego de su muerte, dejando sentimientos de inferioridad y descuido a sus hermanos vivos. Estos hermanos han estado rodeados por la muerte, la enfermedad y el gran dolor de todos los miembros de la familia, especialmente los padres, durante la experiencia de la agonía del niño. Con mayor frecuencia, los hermanos jóvenes de un niño con una enfermedad terminal han sido protegidos de algunas de las experiencias asociadas con la muerte. No se les permitió visitar al niño agonizante, se les impidió participar en rituales religiosos o culturales, y posiblemente, de asistir al funeral. Sin embargo, todas estas experiencias pueden ayudar con el cierre y pueden hacer que la culpa del hermano vivo sea menos agobiante.

Para los compañeros, el proceso de duelo puede experimentarse en una variedad de maneras. Muchos chicos pueden no haber tenido la experiencia con ningún niño de su edad que haya muerto por una enfermedad o accidente. Para cualquier grupo de edad, se evalúa la revisión de nuestra propia mortalidad y nuestro propósito en la vida. Los niños jóvenes pueden temer morir pronto. También pueden tener sentimientos de culpa y reproche, similares a la expresión de duelo del hermano. El par de un niño agonizante también necesita tiempo y apoyo emocional para llevar a cabo el duelo de la pérdida de un amigo, vecino y/o compañero. Existen muchos grupos de apoyo que incluyen a miembros y compañeros que no son familiares para ayudar en el trabajo del proceso de duelo.

La ayuda está disponible.

Hay muchos grupos de apoyo disponibles con experiencia en ayudar a familias a enfrentar la pérdida y confrontar las emociones relacionadas con el duelo. La guía telefónica, los hospitales, las iglesias e Internet son todos recursos que están disponibles para ayudar.

Es importante entender que el duelo es una respuesta normal. Sin embargo, se debe manejar para que se puedan mantener las actividades diarias y las relaciones entre los sobrevivientes. El enojo desviado y los sentimientos de culpa y reproche pueden ser muy perjudiciales para la familia y el matrimonio. Buscar ayuda en los grupos de apoyo y profesionales puede hacer que el proceso de duelo sea más manejable y tenga menos efectos duraderos.

Ningún grupo de apoyo podrá quitar el dolor y la tristeza, ni acabar mágicamente con el duelo. Sin embargo, los grupos de apoyo lo ayudarán a entender sus emociones, la pérdida y a conocer a otras personas que hayan tenido experiencias similares y lo que los ayudó durante los momentos más difíciles.

El cuidado de seguimiento también es una tarea importante para los grupos de apoyo. Generalmente, se le presta mucha atención a la familia durante los primeros meses después de la muerte, pero en los años siguientes es probable que haya poco apoyo. El duelo puede volver años más tarde. Se puede desencadenar por el recuerdo del fallecido, otro niño en la familia, o por el aniversario o cumpleaños asociado con el niño fallecido. El cuidado de seguimiento en el proceso de duelo es importante para detectar la recurrencia del duelo y para manejar los efectos duraderos del mismo. El cuidado de seguimiento puede tomar entre meses y años.