Procedimientos de diagnóstico de problemas digestivos en niños

Para diagnosticar problemas digestivos y hepáticos, el médico de su hijo realizará un examen físico y de historia clínica completo para evaluar el problema de manera integral.

Es posible que algunos niños necesiten someterse a una evaluación de diagnóstico más exhaustiva, la cual puede incluir análisis de laboratorio, pruebas de diagnóstico por imágenes o procedimientos de endoscopía. Estas pruebas pueden incluir parte o la totalidad de las siguientes:

Análisis de laboratorio

  • Nivel de albúmina. La albúmina es una proteína que produce el hígado. Se encuentra en el torrente sanguíneo y está asociada con muchos trastornos hepáticos. Para este análisis, se toma una muestra de sangre de la vena de su hijo.

  • Nivel de bilirrubina. La bilirrubina es producida por el hígado y se excreta en la bilis. Los niveles elevados de bilirrubina pueden indicar una obstrucción en el flujo biliar o un defecto en el procesamiento de la bilis en el hígado. Para este análisis, se extrae una muestra de sangre de la vena de su hijo.

  • Hemograma completo ("CBC", por sus siglas en inglés). Se toma una muestra de sangre de la vena o del dedo de su hijo y se examinan los diferentes tipos de células del torrente sanguíneo. Los glóbulos blancos se multiplican cuando existe una infección. Habrá menos cantidad de glóbulos rojos de lo normal si se perdió sangre, si se siguió una dieta inadecuada o si existen ciertas enfermedades.

  • Análisis de electrolitos. Se toma una muestra de sangre de la vena de su hijo y se miden los niveles de minerales, conocidos como electrolitos. Esto incluye sodio, potasio, calcio y glucosa. Estos minerales son importantes para que el cuerpo funcione correctamente. Los niños que perdieron gran cantidad de líquido a causa de vómitos o diarrea, a menudo también pierden gran cantidad de los distintos electrolitos. El médico de su hijo emplea los análisis de electrolitos para determinar si este puede necesitar líquido adicional administrado por vía intravenosa u otros medicamentos para mitigar la deshidratación y la pérdida de minerales.

  • Análisis de grasa en heces. Para este análisis, su hijo deberá realizar una dieta con alto contenido de grasas durante varios días. Usted deberá recolectar pequeñas muestras de heces en recipientes sellados durante 3 días. El médico de su hijo las enviará a un laboratorio. Se medirá la cantidad de grasa en las heces de su hijo. Si el tracto digestivo funciona correctamente, solo habrá pequeñas cantidades de grasa en las heces. El resto de la grasa de la dieta se habrá digerido y habrá sido reabsorbida por el organismo. Si su hijo padece un trastorno conocido como malabsorción, el tracto intestinal no podrá digerir las grasas como debería y, por lo tanto, las heces contendrán niveles elevados de grasa.

  • Análisis de sangre oculta en las heces. Este análisis busca detectar sangre oculta en las heces. Consiste en colocar una cantidad muy pequeña de heces en una tarjeta especial, que luego se analiza en el consultorio del médico o se envía al laboratorio.

  • Prueba de hidrógeno en el aliento. Esta prueba mide la cantidad de hidrógeno en el aliento y ayuda a diagnosticar varios problemas digestivos. Algunos de ellos son intolerancia a los carbohidratos, proliferación excesiva de bacterias en el intestino delgado y tránsito acelerado de los alimentos a través del intestino delgado. Habitualmente, las enzimas digestivas del estómago y la parte superior del intestino delgado digieren los carbohidratos de los alimentos que ingerimos.

    Las bacterias de la parte inferior del intestino delgado digieren el resto de los carbohidratos y en el proceso producen hidrógeno. Si la mayor parte de los carbohidratos llega al intestino delgado sin haber sido digerida, las bacterias completarán el proceso digestivo; sin embargo, el hidrógeno que se produce causará retorcijones e hinchazón. Esto puede suceder si los carbohidratos no se digieren correctamente, si los alimentos atraviesan demasiado rápido el sistema digestivo o si hay gran cantidad de bacterias. La cantidad de hidrógeno en el aliento es superior a la usual cuando las bacterias de los intestinos digieren los carbohidratos y la digestión no se realiza a través de las enzimas digestivas habituales.

    El niño debe ayunar durante una noche y después se obtienen muestras de su aliento al pedirle que infle un globo periódicamente. El niño recibirá muestras de un carbohidrato (como lactosa o sorbitol) para beber. La cantidad de hidrógeno producido en el aliento se medirá al inicio de la prueba y en intervalos después de administrar los carbohidratos.

  • Prueba de tolerancia a la lactosa. Esta prueba ayuda a determinar si un niño tiene problemas para digerir correctamente la lactosa. Su hijo deberá beber un líquido que contiene lactosa. Se tomarán varias muestras de sangre durante un periodo de dos horas para medir la cantidad de glucosa (azúcar) en el torrente sanguíneo. Si la lactosa se digiere normalmente, la glucosa en sangre aumenta. Si la lactosa no se digiere como debería, el nivel de glucosa en sangre no cambia durante toda la prueba.

  • Enzimas hepáticas. Se toma una muestra de sangre de la vena de su hijo y se miden los niveles de enzimas que el hígado produce habitualmente. Los niveles elevados de enzimas hepáticas pueden alertar a los médicos sobre un daño o lesión hepática, debido a que, en estos casos, las enzimas pasan del hígado al torrente sanguíneo.

  • Prueba de tiempo de protrombina (TP). Esta prueba mide el tiempo que la sangre demora en coagular. La coagulación de la sangre requiere de vitamina K y de una proteína que produce el hígado. El daño de las células hepáticas y la obstrucción del flujo biliar interfieren con la regulación de la coagulación de la sangre.

  • Cultivo de heces. El cultivo de heces analiza la presencia de bacterias anómalas en el tracto digestivo que pueden causar diarrea y otros problemas. Se recolecta una muestra pequeña de heces que el consultorio de su médico luego envía al laboratorio. En 2 o 3 días, el análisis mostrará si existen bacterias anómalas.

  • Prueba de urea en el aliento. Esta prueba ayuda a diagnosticar la presencia de Helicobacter pylori (H. pylori) en el tracto digestivo. Su hijo debe ingerir una cápsula que contiene urea. Si hay H. pylori en el estómago, la urea se convertirá en nitrógeno y carbono. El carbono se transforma en dióxido de carbono y se traslada por el torrente sanguíneo hacia los pulmones, desde donde se exhala. Su hijo debe exhalar en un globo, donde se mide la cantidad de carbono en el aliento. Si el resultado de la prueba es positivo, significa que hay carbono presente y esto indica la presencia de H. pylori. Un resultado negativo indica que no se detectó carbono y, por lo tanto, que no hay H. pylori presente.

Pruebas de diagnóstico por imágenes

  • Tomografía computada (también denominada TC o TAC). Es un procedimiento de diagnóstico por imágenes que utiliza una combinación de rayos X y tecnología informática para producir imágenes horizontales o axiales (a menudo denominadas "planos") del cuerpo. Una TC muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, como huesos, músculos, grasa y órganos. Las TC son más exactas que las radiografías comunes. Su hijo estará acostado en una cama que se introduce en una máquina con forma de dona y que toma muchas fotografías de diferentes áreas del cuerpo. Como la máquina es ruidosa y su hijo debe permanecer quieto por un rato con los brazos sobre la cabeza, es posible que se le administre un sedante para ayudarlo a mantenerse quieto durante el procedimiento.

  • Tránsito GI (gastrointestinal) inferior (también denominado enema de bario). Es un procedimiento que examina el recto, el intestino grueso y la parte inferior del intestino delgado. Mediante un enema, se introduce por el recto un fluido denominado bario (una sustancia química líquida, metálica y de consistencia similar al yeso utilizada para revestir el interior de los órganos a fin de que aparezcan en una radiografía). Una radiografía abdominal muestra estenosis (áreas estrechadas), obstrucciones (bloqueos) y otros problemas.

  • Imagen por resonancia magnética (IRM). Es un procedimiento de diagnóstico que utiliza la combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos y las estructuras del interior del cuerpo. Su hijo se recuesta sobre una cama que se desliza dentro del escáner cilíndrico de IRM. Esta máquina toma una serie de imágenes de la parte interna del cuerpo mediante un campo magnético y ondas de radio. La computadora mejora las imágenes tomadas. El examen es indoloro y no involucra exposición a la radiación. Debido a que el escáner de IRM es similar a un túnel, se puede administrar medicación para ayudar a los niños a relajarse o dormir si son claustrofóbicos o si no pueden permanecer inmóviles durante la prueba. No puede haber objetos metálicos en la sala de IRM, de manera que esta prueba no puede realizarse en niños que tienen marcapasos, grapas o varillas metálicas dentro del cuerpo. Es necesario quitarse todos los accesorios antes del procedimiento.

  • Estudio de motilidad orofaríngea (deglución). Su hijo recibirá pequeñas cantidades de un líquido que contiene bario para beber de una botella, con cuchara o en taza. El bario se observa claramente en las radiografías. Se toma una serie de radiografías para evaluar lo que sucede a medida que su hijo ingiere el líquido. Este procedimiento también se denomina esofagografía.

  • Ecografía. Se trata de una técnica de diagnóstico por imágenes que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia y una computadora para crear imágenes de vasos sanguíneos, tejidos y órganos. La ecografía se utiliza para ver el funcionamiento de los órganos internos y evaluar el flujo sanguíneo a través de varios vasos. Se aplica gel en el área del cuerpo que se está estudiando, como el abdomen, y se coloca sobre la piel una varilla denominada transductor. El transductor envía ondas sonoras dentro del cuerpo que rebotan en los órganos y regresan al ecógrafo, produciendo una imagen en el monitor. También se crea una imagen o video del examen, para poder revisarlo posteriormente.

  • Tránsito GI (gastrointestinal) superior. Prueba que examina los órganos de la parte alta del sistema digestivo: el esófago, el estómago y el duodeno (la primera sección del intestino delgado). Se ingiere un fluido denominado bario (una sustancia química líquida, metálica y de consistencia similar al yeso utilizada para revestir el interior de los órganos a fin de que aparezcan en una radiografía). Se toman radiografías para evaluar los órganos del aparato digestivo.

Procedimientos endoscópicos

  • Colonoscopía. La colonoscopía es un procedimiento que le permite al médico observar el intestino grueso (colon) en toda su extensión. Puede ayudar a identificar crecimientos anómalos, tejido inflamado, úlceras y sangrado. Consiste en introducir un colonoscopio, un tubo largo y flexible con una luz, a través del recto hacia el colon. El colonoscopio permite al médico observar el revestimiento del colon, extraer tejido para realizar pruebas adicionales y, posiblemente, tratar algunos de los problemas que se detecten.

 

Ilustración de una colonoscopía
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  • Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (CPRE). La CPRE es un procedimiento que permite que el médico diagnostique problemas en el hígado, la vesícula biliar, los conductos biliares y el páncreas. El procedimiento combina radiografías y el uso de un endoscopio, que es un tubo largo y flexible con luz. El endoscopio se introduce por la boca y la garganta y luego a través del esófago, estómago y duodeno (la primera parte del intestino delgado). El médico puede examinar el interior de estos órganos y detectar cualquier anomalía. Luego, se introduce un tubo a través del endoscopio y se inyecta un medio de contraste que permite visualizar los órganos internos en la radiografía.

  • Esofagogastroduodenoscopía (EGD) (también denominada endoscopía superior). La EGD (endoscopia alta) es un procedimiento que permite que el médico observe el interior del esófago, el estómago y el duodeno. Un tubo delgado y flexible con luz, denominado endoscopio, se introduce por la boca y la garganta, luego por el esófago, el estómago y el duodeno. El endoscopio permite al médico observar el interior de esta área del cuerpo, así como introducir instrumentos a través del endoscopio para tomar muestras de tejido con el fin de realizar biopsias (si fuera necesario).

 

Ilustración de un procedimiento de eofagogastroduodenoscopía
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Otros procedimientos

  • Manometría anorrectal. Esta prueba ayuda a determinar la fuerza de los músculos del recto y del ano. Estos músculos normalmente se contraen para contener la evacuación y se relajan al defecar. La manometría anorrectal sirve para evaluar las malformaciones anorrectales y la enfermedad de Hirschsprung, entre otros problemas. Se coloca un tubo pequeño en el recto y se miden las presiones en el interior del ano y del recto.

  • Manometría esofágica. Esta prueba ayuda a determinar la fuerza de los músculos del esófago. Es útil para evaluar el reflujo gastroesofágico y las anomalías relacionadas con la deglución. Se introduce un tubo pequeño en una fosa nasal y luego se pasa por la garganta hasta llegar al esófago. Allí se mide la presión que producen los músculos del esófago en reposo.

  • Monitoreo del pH esofágico. Un monitor de pH esofágico mide la acidez dentro del esófago. Es útil para evaluar la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE). Se coloca un tubo plástico delgado en una fosa nasal, se lleva hasta la garganta y luego hasta el esófago. El tubo se detiene exactamente por encima del esfínter esofágico bajo, que se encuentra en la unión entre el esófago y el estómago. En el extremo del tubo que está dentro del esófago hay un sensor que mide el pH o acidez. El otro extremo del tubo fuera del cuerpo está conectado a un monitor que registra los niveles de pH durante un periodo de 24 a 48 horas. Durante el estudio se recomienda la actividad normal y llevar un diario de los síntomas experimentados o de la actividad que podrían ser indicios de reflujo, como ahogos o tos. También se recomienda llevar un registro de la hora, el tipo y la cantidad de alimento ingerido. Las lecturas de pH se evalúan y comparan con la actividad del niño durante ese periodo.

  • Colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM). Este procedimiento emplea imágenes de resonancia magnética (IRM) para tomar fotografías de los conductos biliares. La máquina utiliza ondas de radio e imanes para escanear órganos y tejidos internos.

  • Endoscopía capsular. La endoscopia capsular ayuda a los médicos a examinar el intestino delgado, debido a que los procedimientos tradicionales, como una endoscopía alta o colonoscopía, no llegan hasta esta parte de los intestinos. Este procedimiento resulta útil para identificar las causas de una hemorragia, detectar pólipos, enfermedad inflamatoria intestinal, úlceras y tumores del intestino delgado. Se coloca un dispositivo con sensor en el abdomen del paciente y se ingiere una píldora con cámara (endoscopia capsular). La píldora con cámara atraviesa naturalmente el tracto digestivo a la vez que transmite imágenes de video a un registrador de datos. El registrador de datos está fijo a la cintura del paciente por medio de un cinturón durante ocho horas. Las imágenes del intestino delgado se descargan a una computadora desde el registrador de datos. El médico revisa las imágenes en una pantalla de computadora. Normalmente, la píldora con cámara atraviesa el colon y se elimina en las heces dentro de las 24 horas.

  • Biopsia del hígado. La biopsia del hígado ayuda a diagnosticar enfermedades hepáticas. Se toma una pequeña muestra de tejido hepático con una aguja especial para biopsia y se examina para detectar anomalías. A veces se administran medicamentos a los niños para minimizar su ansiedad durante el procedimiento. Se adormece una pequeña zona de la piel sobre el hígado mediante anestesia local. Luego, se inyecta anestesia en una capa más profunda de la piel para adormecer el área que atravesará la aguja para biopsia y reducir las molestias de la prueba. La aguja para biopsia se introduce rápidamente a través de la piel hasta el hígado y luego se retira. En ocasiones, se realiza al mismo tiempo una ecografía del hígado para ayudar al médico a determinar exactamente dónde tomar las muestras de tejido. Después de la biopsia de hígado, un profesional de la salud observará al niño durante algunas horas para prevenir problemas de hemorragias. Si fuera necesario, se administrarán analgésicos.