Qué son los tumores cerebrales

Cualquier crecimiento de tejido anormal que forma una masa en el cerebro es un tumor cerebral. Aunque hay muchos tipos de tumores—cada uno con sus propiedades, ubicaciones comunes, tipos de células y posibles resultados—todos tienen riesgos y se deben diagnosticar cuidadosamente y tratar de manera apropiada. En años recientes se han visto grandes avances en el tratamiento de tumores cerebrales. Gran parte de ese progreso ha ocurrido aquí en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, donde algunos de los mejores especialistas de tumores cerebrales pediátricos del mundo se dedican a entender y tratar la afección.

Unos 4000 niños en los Estados Unidos son diagnosticados con tumores cerebrales cada año

Ya que los cerebros de los niños se siguen desarrollando, los tumores que tienen son distintos de los tumores de los adultos, tanto a nivel estructural como a nivel molecular y biológico. Afortunadamente para nuestros pacientes jóvenes, los tumores infantiles, en general, son mucho más tratables que los de sus contrapartes adultas. En primer lugar, mientras que la mayoría de los tumores adultos se han propagado (o han hecho metástasis) al cerebro de alguna otra parte del cuerpo, la mayoría de los tumores cerebrales infantiles se originan ahí mismo. Eso quiere decir que el tratamiento, también, puede permanecer más localizado. Si se diagnostican sus tumores cerebrales lo suficientemente pronto y se tratan de forma apropiada, muchos pacientes jóvenes siguen llevando vidas normales. Debido a las diferencias entre los tumores infantiles y de adultos, es preferible, si es posible, tratar a los pacientes jóvenes en centros especializados en tumores cerebrales pediátricos como el Packard Children’s.

Todos los tumores cerebrales surgen de células cerebrales normales que están fuera de control. Algunos tipos resultan de cambios celulares que intercambiaron genes y provocan un crecimiento descontrolado. Otros resultan de cambios que apagan los genes que normalmente suprimen el crecimiento. En ambos casos, la enfermedad piratea un código celular esencial y provoca que falle. Un padre puede pasar algunos de los genes que provocan cáncer que han sido "pirateados", pero la mayoría de los errores en el código, llamados mutaciones genéticas, ocurren de forma espontánea y no se sabe el por qué. Se llaman idiopáticas.

Los tumores pueden provocar distintos síntomas, dependiendo de qué partes del cerebro afectan. Por ejemplo, un tumor cerca de la glándula pineal puede alterar la secreción de melatonina, una hormona que ayuda a regular el ciclo del sueño. Un tumor que crece cerca de los nervios que conectan los ojos con el cerebro puede cambiar la visión. Ya que los tumores cerebrales crecen en un espacio cerrado dentro del cráneo, muchos de ellos al final provocan un aumento en la presión intercraneal y entre los síntomas que pueden presentarse se encuentra: dolor de cabeza, debilidad, náuseas, vómito o convulsiones. En algunos casos, los síntomas aparecen de manera repentina cuando el tumor alcanza cierto tamaño o entra en una zona del cerebro en particular. En otros casos, los síntomas aparecen y se intensifican de manera gradual.  

Tipos distintos de tumores cerebrales infantiles

Hay varios tipos de tumores cerebrales infantiles. En el nivel más amplio, todos se pueden dividir en dos tipos: malignos y benignos. La palabra "maligno" a grandes rasgos significa agresivamente dañino. Los tumores son malignos cuando están compuestos de células cancerígenas, cuando ocupan zonas particularmente peligrosas o cuando están creciendo rápido. La palabra "benigno" significa ligero o inofensivo. Los tumores con esta clasificación generalmente presentan una amenaza menor, pero a menudo siguen requiriendo de extirpación quirúrgica.

  • Los gliomas son tumores cerebrales malignos que surgen de glía, células cerebrales que dan apoyo a las neuronas y sirven de aislamiento entre ellas. Los gliomas se categorizan dependiendo de en qué parte del cerebro se encontraron y en el tipo específico de células gliales (hay muchos tipos) que las originan.
  • Los astrocitomas se derivan de células gliales llamadas astrocitos, que se encuentran a lo largo del cerebro y de la médula espinal. Los astrocitomas pueden ocurrir por todo el sistema nervioso. Generalmente se subdividen en tumores de alto grado, medio grado y bajo grado. Los astrocitomas de alto grado son los más malignos de todos los tumores cerebrales infantiles. Pueden provocar dolores de cabeza, vómito, problemas de coordinación, para caminar y de visión doble.   
  • Los gliomas del tallo cerebral se derivan de las células gliales del tallo cerebral y se presentan de manera más común en niños de 5 a 10 años de edad. Un niño con un glioma de tallo cerebral puede presentar visión doble, problemas para caminar y de coordinación, o dificultades para mover la cara o incluso todo un lado del cuerpo.
  • Los ependimomas, también tumores de células gliales, normalmente se desarrollan en el revestimiento de los ventrículos del cerebro (cavidades en el cerebro llenas de líquido cefalorraquídeo) o en la médula espinal y normalmente se ubican en la parte trasera del cerebro, cerca del cerebelo. Estos tumores normalmente bloquean el flujo del líquido cefalorraquídeo, lo que provoca una mayor presión en el cerebro y puede provocar náuseas, vómito, dolores de cabeza y problemas de visión. Aunque los ependimomas normalmente crecen de forma lenta comparados con otros tumores, también es más probable que vuelvan después de una ronda completa de tratamiento. Cuando vuelven, a menudo es en una forma más agresiva y resistente al tratamiento.
  • Los gliomas del nervio óptico se encuentran en los nervios que envían mensajes de los ojos al cerebro, o alrededor de estos. Pueden provocar ceguera. Ya que normalmente se encuentran en la base del cerebro cerca del centro de control hormonal, también pueden provocar problemas de regulación hormonal como crecimiento deficiente y baja estatura. Ya que estos tumores se encuentran rodeados de estructuras cerebrales sensibles, pueden ser difíciles de tratar.
  • Los meduloblastomas son el tipo más común de tumor cerebral maligno en los niños. Se desarrollan de células precursoras neuronales (no de gliales) del cerebelo y normalmente se encuentran en esa línea media de la estructura. Estos tumores crecen rápidamente y a menudo bloquean el drenaje del líquido cefalorraquídeo, lo que provoca síntomas relacionados con un aumento en la presión intercraneal. Las células de meduloblastoma pueden hacer metástasis a otras zonas del sistema nervioso central, especialmente alrededor de la médula espinal. Normalmente se necesita una combinación de cirugía, radiación y quimioterapia para tratar estos tumores.
  • Los craneofaringiomas son tumores benignos que se presentan cerca de los dos nervios que van de los ojos al cerebro y a los centros hormonales del cerebro. Estos tumores en su mayoría se presentan en niños y adultos jóvenes, pero se pueden desarrollar a cualquier edad. A menudo los síntomas incluyen dolores de cabeza y problemas de visión. Ya que pueden provocar desequilibrios hormonales, crecimiento deficiente y una baja estatura también pueden ser problemas. Aunque son benignos, es difícil extirpar estos tumores sin dañar estructuras sensibles del cerebro que los rodean.
  • Los tumores que aparecen cerca de la glándula pineal, el órgano del tamaño de un guisante que ayuda a controlar los ciclos del sueño y del despertar al producir melatonina, se llaman tumores de la región pineal. Los gliomas son comunes en esta región, así como los pineoblastomas de rápido crecimiento. Los tumores de células germinales también se pueden encontrar aquí. Los quistes benignos de células pineales en esta región a veces pueden dificultar el diagnóstico, y es posible que se requiera una biopsia para distinguir entre las formas benignas y malignas. Los niños con tumores pineales pueden padecer de dolores de cabeza u otros síntomas de la presión intercraneal. El tratamiento específico, que puede complicarse debido al tejido cerebral sensible en esta zona, también depende del tipo y del tamaño del tumor.

La clave para mapear el tratamiento en cada caso es determinar precisamente qué tipo de tumor cerebral tiene un niño y obtener una imagen de alta resolución de sus dimensiones y márgenes. Los cirujanos, oncólogos, neurólogos, neuropatólogos y neurorradiólogos del Packard Children’s son de los mejores del mundo. Colaboran para desplegar imagenología diagnóstica y tecnología quirúrgica de vanguardia para identificar y tratar tumores cerebrales rápida y minuciosamente, al tiempo que navegan la ruta más segura y menos perturbadora para el mejor resultado posible para cada paciente.