El síndrome de Landau-Kleffner (también llamado afasia infantil adquirida, afasia epiléptica adquirida, o afasia con desorden convulsivo) es un desorden del lenguaje. Frecuentemente se da en niños con un desarrollo normal, generalmente entre los tres y siete años de edad, y se caracteriza por la pérdida gradual o repentina de la capacidad para usar o comprender el lenguaje hablado.
En un desorden raro, con aproximadamente 160 casos diagnosticados entre 1957, cuando se identificó el primer caso, y 1990.
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes del síndrome de Landau-Kleffner. Sin embargo, cada individuo puede experimentar los síntomas de una forma diferente.
Los signos tempranos se conocen como agnosia acústica, que hacen que el niño:
Repentinamente tenga problemas al entender lo que se le dice.
Parezca tener problemas con la audición - se puede pensar en la posibilidad de que padezca de sordera.
Parezca que es autista o con retraso en el desarrollo.
El lenguaje hablado se ve afectado tarde o temprano, lo que puede conducir a la pérdida completa de la capacidad para hablar.
Algunos niños desarrollan su propio método de comunicación, tales como gestos o señas.
Aproximadamente el 80 por ciento de los niños con síndrome de Landau-Kleffner tienen una historia de uno o más ataques epilépticos que normalmente suceden en la noche.
Todos los niños con el síndrome de Landau-Kleffner tienen una actividad eléctrica cerebral anormal en ambos lados del cerebro.
La audición y la inteligencia normalmente se confirman normales en los niños con el síndrome de Landau-Kleffner. Sin embargo, la enfermedad puede verse acompañada de problemas psicológicos o de comportamiento, entre los cuales se encuentran los siguientes:
Hiperactividad
Agresividad
Depresión
Los síntomas del síndrome de Landau-Kleffner pueden parecerse a otras condiciones o problemas médicos, tales como sordera o discapacidades para el aprendizaje. Consulte a un médico para su diagnóstico.
El síndrome de Landau-Kleffner se diagnostica generalmente mediante un electroencefalograma (su acrónimo en inglés es EEG), trazos que muestran las ondas eléctricas del cerebro, así como otros exámenes de diagnóstico.
El tratamiento específico será determinado por su médico, o médicos basándose en lo siguiente:
Su edad, su estado general de salud y su historia médica.
Que tan avanzada está la enfermedad.
Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
Sus expectativas para la trayectoria de la enfermedad.
Su opinión o preferencia.
El tratamiento puede incluir medicamentos para las convulsiones y la capacidad del lenguaje. También se recomienda el aprendizaje del lenguaje por señas.
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