Hoy en día, muchas mujeres postergan el hecho de tener hijos. En Estados Unidos, las tasas de embarazo de mujeres mayores de 30 años son las más altas en tres décadas. Sin embargo, cuanto mayor es la madre, mayor es el riesgo de aborto espontáneo, defectos de nacimiento y complicaciones durante el embarazo tales como el embarazo de gemelos, presión arterial alta, diabetes gestacional y trabajo de parto complicado. Algunos estudios demuestran que, si bien puede existir una mayor probabilidad de complicaciones en el embarazo de mujeres mayores, sus bebés pueden no presentar más problemas que los de mujeres más jóvenes. Esto es más probable cuando las mujeres reciben cuidados prenatales y dan a luz en un centro de salud equipado para asistir a madres y bebés de riesgo alto.
El riesgo de tener un bebé con anormalidades en los cromosomas aumenta junto con la edad de la madre. La probabilidad de tener un hijo con síndrome de Down aumenta de 1 en 1.250 en mujeres que conciben a los 25 años a 1 en 100 en mujeres que conciben a los 40 años. Es posible que los riesgos sean mayores, ya que muchas estadísticas solo informan sobre los nacidos vivos y no tienen en cuenta los embarazos con anormalidades cromosómicas que se interrumpieron o culminaron debido a un aborto natural.
En general, tras haber tenido un bebé con síndrome de Down, la probabilidad de tener otro bebé con síndrome de Down es del 1 por ciento. Luego de los 40, el riesgo de incidencia del síndrome de Down se basa en la edad de la madre al momento del parto. Es importante saber que la mayoría de los bebés con síndrome de Down nacen de mujeres menores de 35 años. Esto se debe a que las mujeres menores de 35 años tienen más bebés que las mujeres mayores de 35. El médico puede derivar a los padres a un genetista, quien puede explicarles los resultados de los exámenes cromosómicos en detalle, así como la posibilidad de un riesgo de reincidencia en otro embarazo y qué exámenes pueden realizarse para el diagnóstico de problemas cromosómicos antes del nacimiento del bebé.
Se pueden realizar pruebas prenatales para diagnosticar o descartar las anormalidades cromosómicas y otros defectos genéticos de nacimiento. Los exámenes incluyen análisis de sangre, ecografías (uso de ondas de sonido para observar las estructuras internas), muestra de vellosidades coriónicas (muestra de los tejidos que rodean al feto), o amniocentesis (obtención de una muestra del líquido amniótico).
Algunos estudios han demostrado una mayor probabilidad de sufrir un aborto espontáneo (pérdida precoz del embarazo) en madres de más edad. Si se tiene en cuenta a todas las mujeres, cerca de la mitad de los abortos espontáneos durante el primer trimestre se deben a una anormalidad cromosómica del feto. Debido a que estas anormalidades aumentan con la edad materna, el aborto espontáneo también es más probable. Existe un nuevo examen que analiza el ADN fetal libre en la circulación de la madre para detectar anormalidades en los cromosomas.
La edad de 35 es considerada una edad avanzada para concebir, pero los riesgos aumentan junto con la edad de la mujer. Si está embarazada y es mayor de 30, consulte a su médico sobre su salud individual y evalúe los planes que puedan ayudarle tanto a usted como al bebé en desarrollo a mantener un embarazo saludable.
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