Afecciones relacionadas con la enfermedad inflamatoria intestinal pediátrica

La enfermedad inflamatoria intestinal (IBD, por sus siglas en inglés) incluye algunas afecciones que producen la inflamación crónica del intestino. Se cree que la IBD es causada por una interacción desregulada entre la genética, el sistema inmunológico, incluidas las deficiencias inmunológicas, los factores ambientales, un microbioma intestinal alterado o una combinación de los anteriores. La IBD afecta a todas las personas de manera diferente, de la misma manera en que no hay dos niños iguales. Si bien actualmente no existe cura para la IBD, es una enfermedad tratable que permite al individuo afectado llevar una buena calidad de vida en la mayoría de los casos. Estamos altamente capacitados para encontrar la combinación adecuada de tratamientos a fin de abordar la IBD de su hijo/a y ayudarlo/a a tener un futuro mejor.

Diagnosticamos y tratamos las siguientes afecciones:

  • Colitis ulcerosa. La colitis ulcerosa es una enfermedad del intestino grueso (colon) que provoca inflamación y úlceras que pueden producir pus, sangrado y mucosa. Los síntomas más comunes son heces con sangre o diarrea y malestar estomacal, pero la enfermedad también puede causar pérdida de peso, fatiga, anemia, lesiones cutáneas, dolor en las articulaciones, erupciones y otros síntomas. Afecta con mayor frecuencia a los adolescentes, pero también se puede observar en bebés y niños muy pequeños.
  • Enfermedad de Crohn. Es una enfermedad inflamatoria intestinal que en general afecta la parte inferior del intestino delgado, pero puede afectar cualquier parte del aparato gastrointestinal, incluso el colon. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea, sangrado rectal, fatiga, anemia, pérdida de peso, fiebre, dolor en las articulaciones y erupciones. En los niños, puede provocar una pubertad tardía y dar lugar a un retraso en el crecimiento.
  • Colitis indeterminada (IBD no clasificada). Una forma de IBD que no se puede distinguir claramente como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn debido a que presenta características mixtas.
  • IBD de inicio precoz (VEO-IBD, por sus siglas en inglés). Término utilizado cuando la IBD se diagnostica en niños menores de 6 años. En los bebés, se conoce como IBD infantil. Los síntomas pueden ser similares a los de la IBD en un niño mayor o un adulto, aunque tienden a afectar el colon con más frecuencia.
  • Gastroenteritis eosinofílica (EGID, por sus siglas en inglés). Enfermedad inflamatoria digestiva que puede o no evolucionar en una IBD con el tiempo. También puede tener síntomas similares, como dolor abdominal, diarrea ocasional, estreñimiento, náuseas y vómitos.

Herramientas de diagnóstico

Para diagnosticar la IBD, es vital evaluar (con una cámara bajo un microscopio) el tejido que recubre los intestinos y el colon del niño/a para determinar el tipo de IBD y así poder elaborar el plan de tratamiento más adecuado para sus necesidades particulares. Estas pruebas también nos permiten medir el alcance y la gravedad de la inflamación y monitorear la mejora de la enfermedad. Utilizamos las siguientes herramientas de diagnóstico y diagnóstico por imágenes:

  • Esofagogastroduodenoscopia (EGD) o endoscopia digestiva alta. Se usa un tubo flexible con una cámara para examinar visualmente si hay enrojecimiento, inflamación, sangrado, úlceras, infecciones u otros daños y luego obtener una biopsia del revestimiento del esófago, el estómago y el duodeno con el fin de que un patólogo realice una evaluación más profunda con un microscopio.
  • Colonoscopía. Se inserta un tubo flexible con una cámara y una luz a través del recto para que el médico pueda inspeccionar y obtener biopsias del intestino grueso (colon) y de las últimas pulgadas del intestino delgado.
  • Sigmoidoscopia. Funciona de la misma manera que una colonoscopía, pero examina solo la última porción del colon.
  • Endoscopia avanzada.Nombre que se le da a las herramientas de diagnóstico más avanzadas que algunas veces son necesarias para diagnosticar ciertas afecciones de la IBD. El Centro de IBD de Stanford Children’s Health cuenta con las herramientas de diagnóstico más avanzadas, incluidas las enteroscopias, para visualizar y obtener biopsias de aquellas partes del intestino delgado que están fuera del alcance de una EGD y una colonoscopía.
  • Endoscopia capsular del intestino delgado. Procedimiento no invasivo por el cual se ingiere una cápsula que contiene una pequeña cámara para que los médicos puedan ver el aspecto del revestimiento interior de todo el intestino delgado y detectar la presencia de úlceras, sangrado o pólipos. No permite obtener biopsias.
  • Biomarcadores fecales. Es una prueba de heces para medir ciertas proteínas, y evaluar la presencia y la gravedad de la inflamación de los intestinos.
  • Diagnóstico por imágenes de última generación. Nuestro equipo de radiología utiliza la última tecnología de imágenes y técnicas no invasivas para capturar imágenes del intestino y el abdomen de su hijo/a con el mayor nivel de detalle y la menor radiación posible. Nuestras tecnologías incluyen:
    • Enterografía por resonancia magnética (MRE, por sus siglas en inglés). Esta técnica protege a los pacientes de la exposición a la radiación y nos permite obtener imágenes detalladas del intestino delgado y grueso. Ayuda a evaluar el alcance, la gravedad y las complicaciones de la IBD y también se utiliza para controlar la respuesta de su hijo/a al tratamiento.
    • Ecografía con contraste (CEUS, por sus siglas en inglés). Somos uno de los pocos centros en los Estados Unidos que utiliza esta clase de ecografía especializada para evaluar el intestino delgado con mayor detalle que una ecografía común, al tiempo que protege a los niños de la exposición a la radiación. Es útil para el diagnóstico y el seguimiento de la respuesta al tratamiento. Dado que las ecografías no son invasivas, son más seguras y, a veces, incluso pueden evitar la necesidad de una endoscopia, una tomografía computarizada o una MRE. Nos permiten monitorear y adaptar el plan de atención de su hijo/a de manera rápida y con más frecuencia, y lograr así que el tratamiento sea más efectivo.
    • Tomografías computarizadas (CT, por sus siglas en inglés) y otros exámenes radiológicos. Es posible que se necesiten pruebas adicionales en situaciones agudas o en casos en que no sea posible realizar una resonancia magnética o una ecografía para evaluar la IBD de su hijo/a. Hemos desarrollado protocolos que minimizan la exposición a la radiación de dichos estudios.
  • Pruebas genéticas. Si su hijo/a no responde al tratamiento, o si sospechamos la existencia de una condición genética subyacente, podemos realizar pruebas genéticas, que nos permiten identificar la causa probable de la enfermedad con mayor precisión y, de esta manera, personalizar el tratamiento tanto como sea posible.