En el peor momento, el mejor equipo

Una lesión accidental puede ser algo aterrador para un niño y su padre o madre. Así que cuando Alexandre Acra, de tres años de edad, se cortó el antebrazo con una ventana rota, mantener la calma era un desafío. Pero el saber qué hacer y a dónde ir no lo era. “Lo primero que me vino a la mente”, recordaba su madre, Catherine, “fue Lucile Packard Children’s.”

Después de asegurarse de que la hemorragia estaba bajo control, los paramédicos llevaron a Alexandre y a su padre, Roland, al hospital. El Marc y Laura Andreessen departamento de urgencias pediátricas, operado conjuntamente por Lucile Packard Children’s Hospital y Stanford Health Care, no fue sólo la opción más cercana para Alexandre, sino la mejor opción, con un equipo y una instalación diseñada especialmente para niños.

En el departamento de urgencias pediátricas Lucile Packard, Roland encontró un personal conformado por expertos "que era claro que estaban acostumbrados a tratar con niños". Un consuelo tanto para él como para su hijo fue una computadora que ya tenía videos para niños en el cuarto en el que esperaron y en donde pronto iban a coser a Alexandre. "El que Nemo ayudara a que Alexandre dejara de pensar en la herida ayudó mucho", dijo Roland. "Desde el momento en que las cosas se pusieron en marcha", recordó, "sentí que estábamos en excelentes manos".

Debido a su situación, el caso de Alexandre era una prioridad. El Dr. David Hay, un residente en cirugía ortopédica de cuarto año que se especializa en cirugía de manos y extremidades superiores, lo examinó detenidamente. Descubrió que los tendones y los nervios de Alexandre estaban cortados y dañados. "Fue un pequeño muy valiente", recordó, "y sorprendentemente calmado". Después de coser la herida de Alexandre de manera temporal, el Dr. Hay explicó que Alexandre iba a tener que regresar para ser sometido a una cirugía.

"Aunque la agenda de los cirujanos estaba completamente llena", dijo Catherine, "hicieron un espacio para nosotros". La cirujana de Alexandre sería la Dra. Amy Ladd, jefa de la Clínica pediátrica de la mano de Lucile Packard Children’s y del Centro de la mano y de las extremidades superiores Robert A. Chase en Stanford. Ladd explicó que los tendones empezaron a retraerse al ser cortados. Entre más se espera uno para la cirugía, más difícil es repararlos.

Los Acra estaban encantados de tener a Ladd de su lado. "No sólo es la mejor cirujana pediátrica de mano en California", dijo Catherine. "Es una de las mejores en el mundo". Además, "nos hablaba en francés, nuestro primer idioma, que no era necesario, pero nos hizo sentir como en casa".

La cirugía requeriría reparar dos nervios principales y un tendón de dedo en la mano de Alexandre. El equipo también parcharía un corte grande en la muñeca al quitar una pequeña cantidad de tendón sano de otra parte de su cuerpo. Ya que se chupa el dedo de la mano izquierda, el equipo evitó ese brazo. Tomaron el tejido que necesitaban del brazo derecho cerca del sitio de la cirugía. La reparación delicada de sus nervios requería de una cirugía microscópica con herramientas diseñadas especialmente para trabajo con los detalles más pequeños.

"Los niños tienen una oportunidad enorme de recuperarse después de la reparación, a comparación de la misma herida en un adulto. Así que las probabilidades favorecían mucho a Alexandre", dijo Ladd. "Sin embargo, el nivel de complejidad que se necesitaba para hacer la reparación no se ofrece en todos los hospitales, y la mayoría de los cirujanos de mano no trabajan en niños. Así que nos los mandaron. No hay nada de lo que no nos podamos encargar".

Después de colaborar en la cirugía de Alexandre, el Dr. Hay explicó su plan de recuperación: un yeso de brazo completo por lo menos durante 30 días, y luego una férula durante 4 o 6 semanas, y varias semanas de rehabilitación. “La Dra. Ladd hace muy buen trabajo para organizar la atención para que sea más probable que sus pacientes vean al mismo residente durante el curso de su tratamiento, siempre que sea posible", dijo.

Alexandre Acra cocina después de que le repararon la mano quirúrgicamente; la rehabilitación fue la parte favorita de recuperación de Alexandre, aunque empezó nervioso. Su terapeuta ocupacional, Jennifer Chan, terapeuta ocupacional titulada, dejó que Alexandre escogiera el color de su férula personalizada. Su solicitud: "¡Arcoiris!" Ella lo alentó a hacer lo que le gusta, dibujar y colorear, y también le ayudó a hablar durante su experiencia. Para cuando Alexandre se fue con su nueva férula multicolor, estaba sonriendo y contento. "Su ansiedad había desaparecido por completo", dijo Catherine. Después de varias visitas, su recuperación fue completa.

"La terapia ocupacional para niños se trata de hacer que los ejercicios sean divertidos, con actividades que ya les gustan a los niños", dice Chan. "No sólo nos centramos en recuperar el rango de movimiento y la fuerza, sino en ayudar a los niños a que utilicen esas habilidades para cosas que les son importantes".

Desde su primera llegada al departamento de urgencias hasta su última visita al departamento de rehabilitación, la familia Acra estaba encantada con la atención que recibieron. "No sólo fue la operación", dijo Catherine. "Fue todo el seguimiento. Se encargan de ti desde la antes de la cirugía hasta semanas y semanas después. Te toman de la mano, ¡literalmente!Todo el camino".