La historia de Caltong

Cuando Caltong Liu, de cuatro años, llegó en ambulancia a la sala de urgencias del Hospital Stanford, su estado de salud era grave. Caltong fue atropellado por un carro mientras andaba en su bicicleta por una acera de Sunnyvale y quedó prendido entre el vehículo y un árbol. El impacto le fracturó las costillas en 14 lugares, le provocó un colapso pulmonar y le dejó muchas lesiones.

"Toda la pared frontal torácica estaba completamente destrozada", dijo la Dra. Rachael Callcut, la cirujana de traumatismos que trató a Caltong en la sala de urgencias. "Le estaba costando mucho trabajo respirar".

Cuando llegó poco después del accidente, el 14 de abril del 2012, un equipo de alrededor de 12 especialistas en traumatismo pediátrico trabajaron rápidamente para estabilizar a Caltong. A unos pasos, los médicos trataban a su padre, Yuming Liu, quien también había sido atropellado por el carro, pero que tenía menos heridas.

El primer desafío fue ayudar a Caltong a respirar. Tenía rotas las costillas en tantos lugares que la pared torácica no se expandía cuando él trataba de inhalar, y ambos pulmones estaban gravemente dañados.

"Con tantos daños, los pulmones se hacen muy pesados, se mojan y es difícil inflarlos", dijo Callcut. Un terapeuta respiratorio pediátrico ayudó a volver a inflar el pulmón izquierdo de Caltong que estaba colapsado y lo puso en un respirador para asegurarse de que recibiera suficiente oxígeno. El equipo también le transfundió sangre y le dio medicamentos para su tensión arterial vacilante.

Tomó casi una hora estabilizar a Caltong lo suficiente para que una TC mostrara el alcance total de sus lesiones. Además de las fracturas de las costillas, tenía dos fracturas en la mandíbula. El hueso alrededor del ojo derecho, una vértebra, la clavícula derecha y la cadera izquierda también estaban fracturados, con un total de 20 fracturas en 17 huesos. Tenía una pequeña hemorragia en el cerebro, el hígado y el bazo estaban dañados y tenía una quemadura grave en la parte inferior de la pierna izquierda.

El hecho de que Caltong haya superado los primeros minutos precarios en la sala de urgencias de Stanford y haya evolucionado hasta recuperarse completamente en Lucile Packard Children's Hospital es un testimonio de la habilidad del equipo de traumatismo pediátrico de Stanford/Packard Children's y de su perfecta integración con un amplio espectro de especialistas en Lucile Packard Children's.

"Si hubiera estado en muchos otros hospitales en su primera hora, no hubiera sobrevivido", dijo Callcut.

Pero estaba vivo y, después de de pender de un hilo en la primera hora, estaba lo suficientemente estable para que lo pasaran a la unidad de cuidados intensivos pediátricos en Lucile Packard Children's. "Fue tratado con un nivel muy alto de experiencia en un período breve", dijo Callcut. "Eso en verdad puede cambiar el resultado de alguien".

Caltong Liu, de cuatro años, llegó a la sala de urgencias del Hospital Stanford cuando apenas podía respirar. Ahora, algunas horas después de que un accidente automovilístico le destrozara el pecho y lo dejara con 20 fracturas, el niño pequeño fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos pediátricos del Lucile Packard Children's Hospital.

Caltong estaba en un estado frágil, con un respirador, sedado y con con muchas vendas, cuando sus padres, la mamá Chunhui Li y el papá Yuming Liu, vislumbraron por primera vez a su hijo en la UCIP. No habían visto el duro trabajo del equipo de traumatismo pediátrico en la sala de urgencias; Yuming, quien también estuvo en el accidente, había estado recibiendo tratamiento para su fractura de pierna, y a la policía le tomó algunas horas llamar a Chunhui.

"La primera noche en el hospital, no estábamos seguros de que iba a poder caminar o hablar de nuevo", dijo Chunhui. Al principio, nadie podía predecir los efectos duraderos de las lesiones de Caltong. Pero con la atención por parte de expertos en una docena de especialidades distintas y algunos días de manejo cuidadoso, pronto estuvieron seguros de que Caltong se iba a recuperar.

"Tuvo mucha suerte de no haber tenido lesiones significativas en los órganos vitales", dijo la Dra. Felice Su, intensivista pediátrica, quien atendió a Caltong. El corazón y el cerebro estaban bien, y los pulmones estaban recibiendo apoyo del respirador. "Los niños tienen la capacidad de recuperarse de una manera impresionante", dijo Su.

Aun así, seguían los problemas. El mayor riesgo era quitarle el respirador a Caltong, un hito necesario antes de darlo de alta de la UCIP. Si el dolor de las 14 fracturas de costilla de Caltong era demasiado intenso cuando inhalara solo, tal vez iba a requerir de tantos analgésicos que le dificultarían la respiración tenue.

Los equipos respiratorio, de anestesia y de cirugía plástica colaboraron para idear una solución única. Caltong necesitaba un injerto de piel para reparar una quemadura grave en la pierna izquierda. Después de la cirugía, mientras seguía en el quirófano, los anestesiólogos inyectaron un analgésico en el espacio epidural alrededor de la caja torácica de Caltong. El darle el medicamento directamente en el área lesionada proporcionó buen alivio del dolor con menos medicamento, y por lo tanto menos riesgo de interferir con la respiración. Luego, todavía en el quirófano, el equipo de terapia de respiración con cuidado ayudó a Caltong en la transición para respirar por sí mismo.

"El quirófano era el lugar más seguro para extubarlo", dijo Su. "El tener tantos equipos especializados que podían coordinar la atención de Caltong de una manera global era muy importante. Es una fortaleza increíble de Lucile Packard".

A Caltong de cuatro años le daba miedo pararse.

"Solo decía 'No puedo'", dijo su mamá Chunhui Li. "No sabíamos si era que no podía física o emocionalmente. Estaba haciendo todo lo que podía, pero temblaba y no podía mantener el equilibrio".

Diez días antes, un accidente automovilístico destrozó el pecho de Caltong, le colapsó un pulmón y lo dejó luchando para poder respirar. Los expertos en traumatismo pediátrico de Lucile Packard Children’s lo estabilizaron en la sala de urgencias del Stanford, luego se coordinaron con docenas de especialistas para monitorearle el cerebro, los pulmones, los huesos fracturados y otras lesiones durante una semana en la unidad de cuidados intensivos pediátricos del Lucile Packard Children's Hospital.

Después, en un cuarto que no es de cuidados intensivos en Lucile Packard Children's, Caltong comenzó su rehabilitación. Pero le costaba trabajo incluso salir de la cama. Sin poder entender por completo el por qué su cuerpo no cooperaba, Caltong necesitaba atención que tomara en cuenta tanto sus lesiones como su corta edad.

Chunhui y su esposo, Yuming Liu, apreciaron el enfoque gentil y flexible del personal de Lucile Packard Children's. Si el terapeuta físico de Caltong visitaba su cuarto de hospital cuando estaba demasiado cansado para hacer los ejercicios, el terapeuta le enseñaba a Chunhui y a Yuming lo que debían intentar más tarde.

"Los pacientes pequeños algunas veces no pueden seguir órdenes", dijo Chunhui. "Si los presionas más, pueden ser muy fuertes y decir 'No.' Aquí, en vez de eso, las enfermeras y los terapeutas trabajan con los pacientes".

"En verdad promovemos la ayuda de los padres", concordó la enfermera especializada Raji Koppolu, quien atendió a Caltong. "Queremos asegurarnos de que estén participando en la atención de su hijo tanto como sea posible".

Yuming y Chunhui también estaban agradecidos por las noticias detalladas que les daban los doctores sobre la recuperación de Caltong. "Nos hizo sentir muy cómodos sin importar lo que pasara", dijo Chunhui. Poco a poco, Caltong se pudo parar de nuevo, y quedó motivado para caminar a la escuela del hospital para ir por libros nuevos.

El personal de Lucile Packard Children's prestó atención al bienestar de toda la familia. Un trabajador social les ayudó a navegar los procesos poco familiares como obtener una licencia médica del trabajo, encontrar orientación para enfrentar la conmoción del accidente y emplear a un intérprete de mandarín para expresar la información médica en el idioma nativo de la familia.

"Al principio, ni siquiera sabíamos lo que necesitábamos", dijo Chunhui. "Pero no tuvimos que luchar solos". Esta atención tan bien coordinada es un beneficio único de un hospital académico pediátrico de primer nivel, dijo Koppolu.

¿El resultado final? Ahora, cinco meses después de su accidente, Caltong está casi completamente curado y su desarrollo físico y cognitivo son normales. Los hitos recientes de la familia incluyen que en julio nacerá su hermanito, Jonathan; el cumpleaños número cinco de Caltong; su primer día en el kindergarten; y su regreso a jugar de forma activa al aire libre que tanto le gusta.

Chunhui y Yuming no podrían apreciar más estos acontecimientos, ya que tuvieron que enfrentar la pesadilla de preguntarse si su hijo iba a recuperarse algún día. "Es un niño muy activo, muy platicador", dijo Yuming con orgullo. "Estuvo a punto de irse, pero logramos que regrese", añadió Chunhui.